Parecería como si un amigo lejano y muerto entrara por la puerta, me tocara y luego se marchara. Y en sus manos deja mucho tiempo en que ha estado descansando en la muerte. Y entonces un día de mi vida común se vuelve tanto tiempo, tanto espacio de reposo. Y morir es como ser uno de los que fueran los eternos. Un estado que no deja recuerdos. Ahora queda la noche que es la muerte de todo lo que ha sido, es y será uno. Entonces muere uno porque la noche ha borrado sus colores. Morir es nuestra debilidad. Es lo que a todos nos hará humildes.


12 de mayo de 2009



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