Notas dispersas
Tropiezo en su pedestal de artista
Fecha de escritura: 10/06/11
Publicación: HM
Se ha cuestionado -con razón- a Lars Von Trier, por sus declaraciones sobre Hitler y el nazismo, lo que le valió el tilde de “persona non grata” para el Festival de Cannes. No se pone en duda, con esto, la obra de Von Trier; ni siquiera si hubo dolo en sus palabras, que por lo demás resultan ambiguas, sin ninguna coherencia. Lo que se ha de cuestionar es la manera simplona, con tanto desdén, acompañada incluso de risa, para proferir declaraciones a favor de un genocida en un recinto donde sus palabras tendrán impacto. Es como si el hecho de ser un artista (reconocido) lo desobligara de responsabilidad social, de ética y prudencia. Lo que se cuestiona es si el artista tiene responsabilidad con su sociedad o su quehacer es de una índole tal vez divina, o por lo menos inescrutable para el sentido común, que requiera de un lugar especial, apartado, un pedestal, digamos, que le permita delirar a sus anchas, sin que le molesten.
Avelina Lésper da en el clavo cuando critica y fustiga al artista como un “absolutista incuestionable”. Entiendo que se dirige al arte contemporáneo, en terreno de plástica, donde a menudo se demuestra un desinterés del creador por su entorno, por su espectador, por el mundo en que vive; lo que se traduce en oscuras formas de expresión que poco comunican.
Herman Broch habla de que es “propio de la lógica del soldado tirarle a un enemigo una granada entre las piernas” así como es “propio de la lógica del pintor llevar hasta el límite y hasta las últimas consecuencias los principios pictóricos (…) aun a riesgo de que surja una pintura completamente esotérica sólo comprensible para aquel que la produjo”. Y concluye: “Todo esto viene determinado por el mismo radicalismo agresivo, por aquella falta de consideración espantosa que casi me atrevería a calificar de metafísica; viene determinado por aquella lógica cruel que sólo se centra en el objetivo y nada más que en el objetivo, sin mirar a derecha y a izquierda. ¡Ah!, todo esto es el estilo del pensamiento de esta época”.