Notas dispersas


fotograma. Mansuri/Ghobadi

Gatos persas


Fecha de escritura: 16/02/11
Publicación: HM  

Bahman Ghobadi cree que la juventud puede cambiar la vida de Irán. Los personajes de su película Nadie sabe nada de los gatos persas (2009) son músicos jóvenes que realizan y difunden su música (rock indie, heavy metal, rap) clandestinamente, a la manera en que, en la actualidad, se difunden las películas de Ghobadi luego que el poder le haya censurado (como también ha hecho con Abbas Kiarostami) y lo acosara al punto en que se ha exiliado. Lo positivo es que Europa ha recibido su obra con premios y admiración, lo que no quita dolor y coraje al realizador por ver su tierra silenciada por el despotismo y la dictadura.
En Irán está prohibida toda música que no sea de carácter religioso-tradicional; no se permite a la mujer cantar más que en conjunto, en aceptados coros. Según cree el poder de ahí, la música moderna y la voz solitaria femenina es pecaminosa y corrompe al oyente. (Una vez más, internet es el camino donde se difunde con libertad lo censurado y marginado). Gatos persas grita a través de quienes hacen y difunden su música bajo estas condiciones (es clave el humor que, a la vez que encubre, intensifica los golpes y contenidos fuertes). 
Este argumento ya se había anunciado en Niwemang (2006, Medialuna en español): una escena memorable muestra, en las montañas del Kurdistán, a mil trescientas cantantes, mujeres sin excepción, desterradas. Cuando Mamo, un músico legendario, va en busca de la mejor de ellas, cantan al unísono, en signo de bienvenida y respeto. 
Gatos persas da un empujón más en este sentido, aunque sin la mejor producción, fotografía o equipo técnico (no es una película de efectos sino de causas especiales), con un rodaje precipitado, a escondidas de la ley, y un montaje descomunal orientado por la música. 
Dios creó a la persona libre. Si Dios no nos controla, la persona que controla y oprime a otra, que se vaya al carajo”, ha dicho Ghobadi. 
Al inicio de Pájaros perdidos, escribe Jaime Sabines: “La canción no es el canto. Al canto lo conocen los mudos”.