Análisis
Fecha de escritura: 31/05/11
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de ETM |
Defensa de la juventud
Fecha de escritura: 31/05/11
Publicación: HM
Asesinados en un centro de rehabilitación o en un bar o en un puesto de hot-dogs o en una carretera o en una escuela o en la calle de su casa: “No reviviremos. El velo de infamia nos cubrió los ojos. No soñaremos. El velo de corrupción nos destruyó. No podremos ser. El velo sin palabras ni razón nos arrancó ese derecho y no hay vuelta atrás, no la hay”.
Migrantes: “Caminamos a un país desconocido a ir olvidando nuestro idioma, a ir olvidando nuestra tierra. Si morimos en el camino, si nos fusilan, desaparecen, nos hacen prisioneros o deportan… ¿qué le haremos?, ¿quién dirá? Muchos no traemos ni el acta de nacimiento. Atrás, cada vez más lejos, quedaron las pruebas de quién somos”.
El suicida: “Dicen que el suicidio es el peor de los pecados. Yo sé que hay peores y en manos de quienes controlan el poder, el dinero, la palabra de Dios, la ley, las guerras. Son ellos y no yo quienes a diario imponen el infierno en este mundo. El verdadero infierno es real”.
Ninis: “Nos quieren enfilar en el ejército. Como les escandaliza cuántos somos, como no tienen la capacidad de ofrecernos trabajo y educación, han decidido que mejor sea matarnos”.
Drogadictos: “Habríamos sido músicos o arquitectos o ingenieros o felices o talentosos o creativos o pilotos de avión o notorios. Lo seguimos intentando en la terca ilusión de sustancias que sólo nos precipitan más rápido al vacío”.
Embarazadas: “¿Pude haber estudiado una carrera, haber trabajado en lo que yo eligiera y en su momento cuidar a mi hijo y heredarle un futuro más seguro? ¿De qué película o cuento es eso?”.
El acosado: “Se construyeron las ciudades en contra mía. Se escribió la historia en contra mía. Parece que el peso del universo cayera sobre mí. Me ultrajaron. Me volvieron invisible”.
Quien busca trabajo: “No soy mujer delgada, de excelente perfil y con menos de veintitrés años. Tengo aptitudes que nada sirven a este sistema de apariencias”.
Hasta aquí, la juventud más vulnerable, más lastimada, la juventud que, aunque quisiera, no podría. En adelante, la juventud frente a sí misma, la juventud que podría, pero no quiere.
Indiferentes: “En el fondo no creemos ni queremos creer. Nos gana la pereza, el valemadrismo. Es lo mismo de siempre, ¿qué diferencia haríamos? Somos cómplices, mediocres cómplices del crimen”.
Hippies/fresas/emos/cristianos/hipsters/cholos/etc: “Tenemos que identificarnos con un grupo o una apariencia para sentir seguridad. No somos libres; creemos lo que el resto cree. No queremos dar el paso a la individuación, allí donde somos auténticos y decidimos por nuestra propia inteligencia”.
Intelectualoides: “Pensando seremos libres. Leyendo estos y otros libros seremos cultos. Por ahora nada somos, pues no aprendimos a sentir.”
El pedo: “Soy predecible, monótono, plano. Soy vano, completamente vano. En la próxima fiesta, en el próximo trago, me evadiré de ello”.
Revolucionarios: “Leemos periódicos, nos declaramos en contra de algo o de alguien, marchamos por las calles con banderas, mentamos madres, a veces rompemos vidrios. Somos la sombra de lo que odiamos por puro temor de ser la luz de lo que quisiéramos”.
El del gym: “El cerebro no es visible. ¿Para qué ejercitarlo?”.
El solitario: “Proclamo que no necesito cariño o cercanía de nadie. En realidad la imploro. Mi ego es grande y se sacia a sí mismo. Yo soy tan diminuto que puedo necesitarte”.
El cibernauta: “Face, youtube, chat, porno, foros, blogs, juegos. Así me entretengo. Sin embargo, el olor a tierra mojada, el cielo infinito o mi cuerpo no estarán nunca en la pantalla.”
El yogui: “Ya está dicho en el sutra. Que lo demás calle. Ya estoy meditando. Que lo demás calle. Ya estoy en paz. Que lo demás calle; me distrae, me contradice”.
Los violentos: “Si nos ofenden, ¿cómo no responder? Si no hacen lo que pedimos, ¿cómo no obligarlas? Si son maricas, ¿cómo no chingarlos? Si no lo hiciéramos tendríamos que pelear con nosotros mismos. Y ante ello somos demasiado débiles, demasiado putos y obedientes”.
El esnob: “Soy arte. La migaja del pan es poética. Tarantino es tan cool. Y Rothko... No iré más allá de mis certezas. No me entregaré al aire terrible y sagrado de la belleza”.
El moralino: “La vergüenza que siento frente al sexo es sólo una hipócrita manera de repudiar a los otros; me enfermo con ideas heredadas de la religión. Entre más me prohíbo el placer, más lo deseo”.