Entrevista: EN LA FIL #25


De Reforma

Conversación con Javier Sicilia
Fecha: 02/12/11
Publicación: HM

Alrededor de veinte minutos conversé con Javier Sicilia en el estante de la editorial Jus, pasillo E de la 25 Feria del Libro de Guadalajara. Firmaba ahí revistas Conspiratio; había presentado, con su grupo, la número 14: "México: la persistencia del mal". Dos anteriores, la de marzo, Sicilia había escrito: "sólo pervive el mundo por un puñado de justos / por tu silencio y el mío / Juanelo". Aludía al asesinato de su hijo, que transformó la vida no sólo a él sino a muchas víctimas que se congregaron en torno suyo en un movimiento que puso a las víctimas de la “narco-guerra” como centro de la agenda, si no de los políticos, sí de porciones muy afectadas de la sociedad civil y de otras que se solidarizaron. Son esos los últimos versos que va a publicar. Sobre su renuncia de la poesía -en realidad, del poema-, José Emilio Pacheco o Miguel Angel Granados Chapa le sugirieron repensarla. Mi compañero Lezama, al concluir la entrevista, le preguntó si era en vano que Los Hijos de la Malinche acudiera al arte para expresarse cuando él lo había abandonado. Respondió: 
“Es una decisión personal y recuerden que la poesía es una moneda con dos caras. La palabra y el silencio. No hay palabra verdadera si no hay silencio y no hay sentido verdadero si el otro que recibe la palabra no está en silencio para encontrar su significado. Yo decidí estar del lado del silencio ahora porque como le digo a mi hijo en ese poema el mundo no es digno de la palabra sagrada, al menos de mi palabra. Yo sé que mi hijo está en la resurrección del Padre, yo espero la resurrección de la patria. En ese silencio hablo. Hay un escritor, ahorita no recuerdo su nombre, (que) tiene una frase hermosa: ´el silencio es un grito, es quizá el más poderoso de todos los gritos´ porque contiene todos los sentidos. Pero no dejen de escribir, no dejen de hablar, no dejen de decirse y a través de eso pues de decirme a mí mismo". 
Por ese silencio, que creo no hemos aprendido a escuchar, le confesé que había dudado en si era conveniente entrevistarlo. Uno lee sus poemas y percibe o supone cuán necesarios le eran. En Lectio, poemario rumiado, escribe: "¿Quién es, / que, al decir mi nombre, / apenas vislumbro en la luz del cirio / y no puedo tocar, / pero me mira desde las oscuridades de mí mismo / y parece más yo que yo mismo". Saqué a colisión otros versos de Lectio; de ninguna manera Pascua, cuyos versos inevitablemente hacen pensar en la muerte que vendría. Con todo, conversamos, y quise entreverlo, mucho más que entrevistarlo sólo.
Emilio Toledo M.: ¿Cómo ha sido, en todos estos meses, el traslado de la energía que depositabas en tus poemarios a los nuevos lenguajes donde la has canalizado?
Javier Sicilia: Yo creo que la poesía no es el poema. El poema es quizá el lugar privilegiado de la poesía en la que se dice mejor, pero la poesía es una mirada, es una temperatura, es una gracia. Se puede silenciar al poema pero no al poeta, entonces, bueno, (el poeta) sigue mirando como poeta, sigue pensando como poeta, sintiendo como tal, y siempre encontrará otros lenguajes, simbólicos, o articulará su prosa en un sentido poético que devela, que al final de cuentas la poesía quiere develar el misterio de las cosas, quiere devolverle a la tribu, a la sociedad, sus significados fundamentales. Siempre se expresará por ahí.
ETM: Te he visto llevar símbolos o gestos de tu poesía espiritual o religiosa a tu discurso político. Está por ejemplo el aliento (y toda la polémica superficial de si los besos), el Reino que es la Democracia, el Consuelo, el mismo Conspiratio, o recientemente has escrito una versión terrenal, laica, del Cielo y el Infierno. Hay otro símbolo o concepto en tu poesía que es el Verbo y que no he visto trasladado. ¿Qué es el Verbo?
JS: El verbo es la palabra en acción. Todo verbo habla de una acción. Los verbos son acciones. Y el Verbo en la tradición cristiana -uno lo ve desde el principio en el Génesis- es la palabra que crea. Y nosotros que imitamos al Dios creador cada vez que nombramos al mundo lo develamos, lo creamos. Si no hubiera la palabra no sabríamos que el mundo existe. Es lo que le da existencia activa a las cosas. Están ahí pero sólo se cumplen activamente cuando son nombradas. Pero hay algo más: la Palabra, nos dice el Evangelio, (la Palabra) que es la sabiduría también, se encarna en un ser humano. La Palabra también es el hombre. El hombre se dice en sus palabras. El mundo está hecho de palabras, pero el hombre no sólo devela ese mundo hecho de palabras sino que al decir, se dice. Por eso es tan terrible cuando un ser humano traiciona su palabra, o cuando un ser humano no está a la altura de lo que dice. Un gran poeta, Ezra Pound, norteamericano, tiene una frase muy bella. Dice: "Cuando un hombre traiciona su palabra o su palabra no vale nada o ese hombre no vale nada". Son las dos cosas.
ETM: Lo citaste frente a los poderes (el 28 de julio de 2011 en el encuentro entre legisladores y el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad). Quién sabe qué entendieron.
JS: Es que no valían nada...
ETM: En Lectio escribes (Sicilia cierra los ojos, de momento, para escuchar): “pues, más allá del camino de nuestra historia, hemos visto todo y / lo hemos vuelto a ver, una y mil veces, / como se ve un televisor cada noche, con la mirada fija en una / historia que no nos compromete...”. ¿Qué historia sí nos compromete?
JS: Toda la historia de la realidad de este país. Nos compromete el dolor de este país. Nos compromete la imbecilidad de los criminales. Nos compromete las omisiones del Estado. Nos compromete la muerte de los jóvenes. Nos compromete el horror con que se está matando. Eso es lo que nos debería de comprometer. Y hacernos salir del espacio virtual para entrar en el espacio de la historia. Y la dignificación de los muertos. 
ETM: Escucho resonancias a José Gorostiza a lo largo de tu obra. ¿Cuál es tu lectura de él?
JS: Gorostiza es un gran maestro de la poesía, de los mayores poetas del siglo XX. Pero Gorostiza es un poeta barroco. Hay ecos estilísticos (en mi obra) como hay ecos estilísticos de muchos otros poetas y es lo que más me impresiona de Gorostiza: la fuerza, la capacidad rítmica, de imágenes y de metáforas, pero creo que al final de cuentas el contenido de Gorostiza es pobre. Muerte sin fin es un poema barroco que toca el mismo tema en sus variantes, y el tema para mí de Muerte sin fin es la tristeza del poeta de que siempre está fingiendo que crea. Por eso el final, el verso tremendo de Gorostiza, ya decepcionado del ritornello: "¡Anda, putilla del rubor helado, / anda, vámonos al Diablo!". Y tiene muchos sentidos pero uno de esos sentidos es eso: somos unos impotentes para crear como Dios crea, cosa que no creo, yo creo que cada vez que nombramos hacemos la realidad, la hacemos nacer, cada vez que amamos creamos vínculos de fraternidad, cada vez que tocamos a alguien creamos vínculos profundos de misterio y amor y eso es crear la realidad. 
ETM: Gandhi escribió: “el amor nunca reclama; siempre es ofrenda”.
JS: Absolutamente. Tiene toda la razón. El amor es una donación, es lo que pone entre paréntesis al yo, entonces lo que queda es el tú vital, es la pura ofrenda, el puro dar, el puro don, la gracia, gracia es gratuidad, algo que nos es difícil comprender en un mundo utilitario. La ética que invita al amor, decía Kant, es desinteresada. Por eso la ética de las empresas es una falsedad. Es no saber qué significan las palabras. Si un empresario se porta bien contigo no es por generosidad; es por interés, y ahí se perdió ya el sentido de la ética.
ETM: En la presentación de sus libros el domingo pasado, Ricardo Cayuela dijo que “tardaremos tiempo en entender las dimensiones de tu desafío ético”. Si doy por sentado que aceptas esta consideración, ¿cuál es tu desafío ético y a quién desafías?
JS: En primer lugar a los poderes, cualquier tipo: a los criminales, a un Estado omiso.  Y a cada uno de los hombres y a mí mismo. Es un llamado a estar a la altura de la ética y quizás más allá: estar a la altura del amor, que es un horizonte. El desafío es ese, es cómo nos superamos a nosotros mismos en el amor, cómo nos hacemos más humanos. En ese sentido es un desafío a mí mismo también.
ETM: La nuestra es una revista de jóvenes que buscan compartir desde la creatividad en un país donde los jóvenes de lo que más mueren es de homicidio. ¿Qué consejo darías a los jóvenes que están leyendo esto? 
JS: Pues que piensen desde ahí. Que tenemos que dejar de mirar al hombre como una instrumentalidad, y dejemos de vernos como competencia y consumo, como dinero, para empezarnos a mirar en otras dimensiones del ser que es la amistad, que es la lectura que siempre nos ilumina las cartas profundas de la vida y del hombre, y nos abre al abismo misterioso que somos, que recuperemos nuestra condición inmensa, ´la dicha -que diría Octavio Paz- de ser hombre´, la maravilla de ser hombre, no una máquina de asesinar, una máquina instrumentalizada por los poderes que nos han quitado la noción y la conciencia del hombre.