Sublime mi noche
que tragarla quiero,
se esparce por mi cuarto
mientras tú nos lloras.
Nos lloras porque amor perdido somos,
porque la eternidad se reconcilia
aquí cerca (aquí a la vuelta,
en tus manos con las mías),
porque miento:
estamos lejos.

Sublime mi noche
en que todo lo olvido
y lo dejo caer a pedazos
para recordarte en otro tono,
con piel, no sé, de musgo,
con un brillo en tus labios
y con un fuego real en tu palabra.

Te siento lejana, te dejo libre
y te amo de esta manera.

Sublime noche mía
en que, antes de mí,
abrí los ojos.